Gunthard. Constelaciones Organizacionales

Gunthard Weber – Constelaciones Organizacionales

CONSTELACIONES EN ORGANIZACIONES

Traducido por Sylvia Kabelka.

 

GunthardWeberGunthard Weber. Nacido en 1940, doctor en medicina, psiquiatra, asesor y terapeuta sistémico, director del Instituto de Soluciones Sistémicas en Wiesloch, Alemania. En 1984 fundó la Asociación Internacional de Terapia Sistémica; en 1996, el Grupo de Trabajo Internacional «Soluciones Sistémicas según Bert Hellinger». Asimismo es cofundador del Instituto de Investigación y Asesoramiento Sistémicos de Heidelberg (Alemania). Desde mediados de los años 80 ofrece regularmente seminarios de asesoramiento sistémico para asesores de empresas y personal directivo. Entre las empresas asesoradas por él cuentan: Hewlett Packard, Mercedes Benz, BMW, Alcatel, Insurances, DASA, MTU.

El presente artículo trata de las primeras experiencias en el intento de transferir el trabajo con Constelaciones, desarrollado por Bert Hellinger a sistemas sociales más amplios y a organizaciones.

Realmente parece un tanto atrevido cuando una persona, sirviéndose de la ayuda de representantes, configura su imagen interior de una organización, confiriéndole así una expresión tangible en el espacio, y posteriormente, nosotros, a raíz de los comentarios de los representantes configurados, sacamos conclusiones acerca de un sistema, de su historia y de su estado actual, deduciendo consecuencias y desarrollando conceptos de solución.

 

Parece ser – ¿y de qué otra manera nos explicaríamos tales fenómenos? – que las personas no sólo somos capaces de percibir diversos elementos, hechos y estados, sino también patrones y estructuras relacionales, es decir, interrelaciones y constelaciones sistémicas. Estas informaciones complejas deben quedar «memorizadas», sirviendo de esquemas afectivos y cognitivos que dirigen nuestras actuaciones. Por lo visto, al configurar una constelación, estas representaciones inconscientes pueden ser exteriorizadas, es decir, traducidas de nuevo a imágenes espaciales, permitiendo así la reescenificación de determinados contextos sistémicos.

 

El segundo misterio es que los representantes (de los miembros del sistema configurado) a su vez sean capaces de captar de manera representativa la constelación exteriorizada del sistema, percibiendo y reproduciendo tanto los sentimientos de las personas que están representando, como la situación en general. Hasta ahora, nuestras experiencias de los últimos años con Constelaciones en Organizaciones, y el feedback de muchos participantes de estos grupos, afirman nuestra suposición de que, a través de la configuración concentrada de imágenes organizacionales surgen informaciones tan auténticas sobre las estructuras, dinámicas e interacciones en un sistema que, partiendo de ahí, es posible desarrollar comprensiones e imágenes de solución sumamente efectivas.

 

En primer lugar, la impresión de estas imágenes espaciales resulta de que la persona que configura la constelación puede, primeramente, experimentar el proceso desde la posición del observador externo, y después, aún más directamente, ocupando su propio lugar en la imagen de solución. Una vez configurado el sistema entero, los representantes, los observadores asistentes y el cliente mismo se encuentran expuestos a las fuerzas del sistema de forma inmediata y simultánea. De esta forma se crea un campo sinergético en el que, en una secuencia resumida de imágenes, todos pueden vivir y experimentar antiguas verdades y nuevas posibilidades. Así, en cada caso, el sistema entero del grupo de Constelaciones se «contagia» primero con la dinámica de la constelación problemática, y después, también con el ambiente de solución.

 

A nivel verbal, únicamente podemos dilucidar un hecho tras otro. Para conseguir la misma cantidad de información que una constelación nos proporciona, tendríamos que formular un sinfín de preguntas. El lenguaje pictórico de una constelación, al igual que una metáfora, se graba en nuestra memoria de manera mucha más intensa que las frases descriptivas, a no ser que el lenguaje se densifique en fórmulas que se dirigen al alma, ritualizadas y abstraídas de lo cotidiano, como sería el caso de las «frases sanadoras» en el trabajo con Constelaciones Familiares. Cuando, al final de una constelación, los representantes expresan su alivio en una imagen de solución, ganando fuerza en sus lugares adecuados y dirigiendo sus miradas hacia delante con optimismo, mientras que el cliente ocupa finalmente su lugar, todos los implicados sienten el contagio estimulante de la orientación en la solución.

 

Este hecho no nos inmuniza contra la tendencia de volver a activar las antiguas descripciones y sentimientos del problema; no obstante –así lo demuestra la experiencia–, en los meses que siguen a una constelación, una imagen de solución bien anclada una y otra vez surge en nuestro interior, activando el sentido de lo posible, así como nuevos caminos de solución.

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